ROMA : IL GESÚ o IGLESIA DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS.


La Iglesia del Gesù ( Chiesa del Sacro Nome di Gesù o Iglesia del Santo Nombre de Jesús), está situada en la plaza de su nombre, la plaza del Gesù de Roma. Fue concebida por San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Jacopo Vignola y Giacomo della Porta fueron sus arquitectos principales.
Construida de acuerdo con las exigencias formuladas durante el Concilio de Trento, le dan forma su planta de cruz latina,  las naves transversales incluidas en el recinto, un amplio crucero  iluminado gracias a su gran cúpula y una serie de capillas laterales.
La única nave se cubre con una bóveda de cañón, contrarrestada en el exterior por grandes contrafuertes, entre los que se albergan las capillas laterales, que sirven para la realización de los cultos.
La nave derecha está formada por cinco capillas: la Capilla de San Carlo Borromeo, la Capilla de la Visitación, la Capilla del Sagrado Corazón, la Capilla de San Francesco Borgia y la Capilla de San Francisco Javier.
En la nave izquierda, mismo número de capillas:  la capilla de los Santos Mártires, capilla de la Navidad, capilla de S. Ignacio de Loyola, capilla del Crucifijo y por último al fondo de la nave izquierda se encuentra la capilla de S. Francesco De Geronimo.
En el ábside resalta la figura de la Virgen Inmaculada y los frescos que la acompaña más seis columnas monolíticas, en el centro de las cuales se alza la gran estatua de la Inmaculada, situada sobre un gran bloque de mármol sostenido por un grupo de ángeles.
El altar mayor de mármoles raros, bronces dorados y piedras preciosas y en sus laterales dos tribunas en mármol rojo y los dos coros.
La iglesia del Gesú no es una más de las numerosas visitas indispensables de una Roma repleta de ellas, pero para mi, il Gesú  es las más grande de todas ellas. Sus números angelotes, pinturas, capillas, estatuas y demás enseres son todos y cada uno son  obras de arte. El Gesú en realidad es un compendio de obras de arte, mires donde mires ahí hay algo interesante.
Visitar el Gesú es un no parar,  no sabes si hacer fotos, contemplar los techos, o  sentarte y disfrutar de ese mucho de todo, incontestable e impresionante, realmente te sientes muy diminuto, insignificante ante semejante locura de belleza. El tiempo pasa muy de prisa en una visita a este templo, siempre te dejas algo...….
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