La única nave se cubre con una bóveda de cañón, contrarrestada en el exterior por grandes contrafuertes, entre los que se albergan las capillas laterales, que sirven para la realización de los cultos.
En la nave izquierda, mismo número de capillas: la capilla de los Santos Mártires, capilla de la Navidad, capilla de S. Ignacio de Loyola, capilla del Crucifijo y por último al fondo de la nave izquierda se encuentra la capilla de S. Francesco De Geronimo.
El altar mayor de mármoles raros, bronces dorados y piedras preciosas y en sus laterales dos tribunas en mármol rojo y los dos coros.
La iglesia del Gesú no es una más de las numerosas visitas indispensables de una Roma repleta de ellas, pero para mi, il Gesú es las más grande de todas ellas. Sus números angelotes, pinturas, capillas, estatuas y demás enseres son todos y cada uno son obras de arte. El Gesú en realidad es un compendio de obras de arte, mires donde mires ahí hay algo interesante.
Visitar el Gesú es un no parar, no sabes si hacer fotos, contemplar los techos, o sentarte y disfrutar de ese mucho de todo, incontestable e impresionante, realmente te sientes muy diminuto, insignificante ante semejante locura de belleza. El tiempo pasa muy de prisa en una visita a este templo, siempre te dejas algo...….
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