Su casco urbano se encuentra en un territorio al que naturaleza ha dotado de especiales características defensivas, modeladas a lo largo de los siglos por el arroyo Ferrera y los ríos Tera y Castro, que le han dado su especial fisonomía de espigón.
En su interior se conservan dos núcleos diferenciados, La Villa y El Arrabal, la iglesia de Santa María del Azogue, ermita de San Cayetano y la más humilde Casa Consistorial.
La villa cuenta con el reconocimiento y protección derivada de su declaración de conjunto histórico y artístico.
Iglesia de Santa María del Azogue.
El Ayuntamiento y la Plaza Mayor.
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