Sus aguas sulfurosas, apreciadas por sus virtudes dermatológicas y hepáticas, son lugar de continuas visitas por parte de personas que las toman en el lugar y las llevan en recipientes para posteriores tomas.
Desde luego su olor y sabor no invitan a su degustación, no obstante, el que va repite y el que las toma no tiene más que comentarios positivos sobre sus propiedades.
Durante el recorrido tendremos la posibilidad de disfrutar de un entorno pleno de naturaleza. Vegetación abundante llena de matices y tonalidades, posibilidades de un baño reparador según que época. Las charcas, pozas y discurrir del agua en algún momento, será el único ruido que disfrutaremos.
En otros, podremos hacer nuestra propia composición o película, cómo vivirían los antiguos
molineros en los restos semi-derruidos que nos iremos encontrando durante el recorrido. Imaginar los puentes que cruzaban el río, a los arrieros con sus bestias, la carga , los vecinos de la zona......el estraperlo en los años de carestía que contaban los abuelos.......
Sencillamente una gozada.
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