Cuenta la leyenda que un gigante, llamado Druoon Antigoon, que habitaba en el río, cobraba un peaje considerable a los barcos que quisieran pasar, si no lo hacían, este cruel gigante cortaba la mano del barquero y la arrojaba al río Escalda (Schelde), hasta que un día un un centurión romano hizo lo mismo con la mano del gigante y la arrojó al río. De ahí surge el nombre de Amberes (Antwerpen), Ant = Mano, Werpen = Lanzar.
Amberes es uno de los puertos más importantes de Europa gracias al río Escalda (Scheldt), cuya profundidad permite la navegación de barcos mercantes de gran calado.
Amberes es famosa por su producción de diamantes en bruto, aproximadamente el 85% de la producción mundial. Las 35.000 personas que trabajan en este sector hacen que Amberes sea conocida como la "Capital Mundial de los Diamantes".
Pero, entre otros, también es famosos por el Castillo Steen, en el paseo Steen que bordea el Escalda, a unos minutos andando del centro histórico de la ciudad.
Su nombre actual se lo dio Carlos V en 1520 tras la reconstrucción en piedra que se hizo ya que Steen significa piedra en neerlandés. Ha funcionado como cárcel hasta el año 1827y, en la actualidad alberga el Museo Nacional de la Marina y un Museo de Música Infantil.
Abandonamos la zona del Castillo y nos dirigimos a la Plaza Mayor, por el camino las paradas son inevitables, las edificaciones por las que transitamos son soberbias.
La plaza Mayor (Grote Markt) está formado de edificios renacentistas, entre ellos el Ayuntamiento de Amberes y la fuente de Brabo, ambos de los inicios de la ciudad y de sus casas, la casa del Ángel blanco, la de los Toneleros, la de la Antigua Ballesta, coronada por la estatua ecuestre de San Jorge, la de los Jóvenes Ballesteros y la de los Merceros.
Dejamos la Plaza O Grote Markt para dirigirnos callejeando por sus cuidadas y preciosistas calles a San Carlos Borromeo y la Catedral de Nuestra Señora, ambas tratadas en paginas anteriores.
Groenplaats otra de las grandes plazas de Amberes, no tan impresionante como Grote Markt, pero muy concurrida por sus terrazas y, como no, por estar situada a los pies de la catedral.
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