Su gran torre forma parte de un grupo de 56 torres y campanarios de Bélgica y Francia, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1999. La más alta mide 123 metros y fue financiada por la ciudad.
Diseño de los arquitectos Jan y Pieter Appelmans, fue a finales
del siglo XV cuando los hermanos De Waghemakere la finalizaron construyendo dos
naves adicionales a las cinco ya construidas un siglo antes.
Una mención especial se debe dar a las vidrieras de la nave central que datan del año 1537 y a las obras de arte que hay allí, como la Asunción de Cornelis Schut.
La obra más conocida y admirada de las muchas existentes en la catedral, destaca el Descendimiento de la Cruz de Rubens, su obra maestra; la Elevación de la Cruz, la Visitación de la Virgen y la Presentación de Jesús en el Templo, todas obras del mismo autor.
Especial mención, que no desmerecen a las anteriores, el San Francisco de Asís de Murillo, el tríptico Cristo y los doctores de Frans I. Franken, el Juicio Final de Jacob de Backer y Sammeling o San Antonio de Quellin el Joven, así como otros pintores que no desmerecen a los antes citados tales como Otto van Veen, Jacob de Backer y Marten de Vos.
En realidad y una vez terminada la visita, más que una Catedral tienes la sensación de haber visitado un museo. La entrada, que no recuerdo el precio, está más que justificada y la plaza que hay a la salida una gozada para disfrutar de un tentempié.
Especial mención, que no desmerecen a las anteriores, el San Francisco de Asís de Murillo, el tríptico Cristo y los doctores de Frans I. Franken, el Juicio Final de Jacob de Backer y Sammeling o San Antonio de Quellin el Joven, así como otros pintores que no desmerecen a los antes citados tales como Otto van Veen, Jacob de Backer y Marten de Vos.
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