Existen lugares que despiertan en nuestro interior esa sensación de paz y tranquilidad que necesitamos sentir de cando en cuando, sobretodo, cuando nuestro día a día es estresante, sin pausas y sobre todo cuando asfalto, cemento y adoquinado es sl principal ingrediente existente en nuestro entorno.
Estos parajes suelen ser ese bálsamo que nos permite descansar, meditar y acercarnos a esa naturaleza que tanto maltratamos y que tanto necesitamos.
Llegar a un entorno de esta grandeza natural y visual es recuperar la fortaleza, el ánimo y las ganas de disfrutar de este día , uno más que va resultar grande, muy grande, el lugar es una pasada.
Seguimos río arriba después de haber disfrutado de las fraguas que hay a la entrada del sendero, el paisaje sigue siendo igual de intenso y arrebatador, la intensidad de los verdes, los marrones , el musgo y los helechos.......como dicen los jóvenes de hoy en día buahhh chaval!!!!!!!!!!!!!!
Y la vida sigue y el tiempo pasa, en este caso tan rápido que llega el medio día y casi no me he enterado. Durante el recorrido solo me he encontrado con dos personas, una muy taciturna que por su puesto no estaba disfrutando del entorno, y la otra un pecador, se quejaba de que no picaban .....
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