TOLEDO: SINAGOGAS DEL TRÁNSITO Y DE SANTA MARÍA LA BLANCA.



Abandonamos la Casa Museo del Greco y girando a nuestra derecha, sin apenas recorrer unos escaso 200 metros se levanta la Sinagoga del Tránsito.
La sinagoga del Tránsito o de Samuel ha-Leví (su mecenas) es un edificio del siglo XIV, de estilo mudéjar, construida en tiempos del rey Pedro I.
Su Gran Sala de oración, levantada sobre arcos que permiten la entrada de luz exterior, está bellamente decorada con frisos policromados en yeso con motivos vegetales, geométricos y epigráficos, y además se le añaden motivos heráldicos de la corona de Castilla.
Le dan forma sus 23 metros de longitud, 9,5 ancho y 17 m de altura, planta de salón rectangular, como en muchos de los edificios cristianos de la época.
Desde este punto, el alzado del edificio se divide en dos plantas, la primera es donde se situaría la zona del rito y en la zona superior el lugar dónde se ponían las mujeres, que ocultas de los hombres por celosías asistían a la liturgia. 
En esta zona y en la actualidad se aprecia la ubicación de las vigas y la decoración de los techos, en la actualidad la componen además un museo de objetos de época, que durante el recorrido nos va recordando la forma de vida diaria y religiosa que caracteriza a esta comunidad. 
Siguiente destino la Sinagoga de Santa María la Blanca, la distancia la verdad es insignificante y casi sin darnos cuenta estamos en ella. Delante un patio sin más, y nada más entrar la luz ....
De estructura basilical, consta de cinco naves estrechas, orientadas de este a oeste, destaca la central por ser más alta que las laterales. Todas ellas separadas por arcadas de grandes arcos de herradura circulares y no apuntados, de influencia cristiana y mozárabe, que se apoyan sobre columnas octogonales con zócalos de azulejos y rematadas por arquerías ciegas de arcos lobulados con decoración de motivos vegetales y lacerías geométricas y nudos que forman la estrella de David.
Un artesonado clásico mudéjar con remates tallados (producto del arte local de la carpintería artística toledana), junto con  sus treinta y dos pilastras (con sus capiteles bellamente ornamentados de tallos de piñas y volutas, todos diferentes, ninguno es igual) le dan a esta Sinagoga un plus especial y diferencial que  hace suponer a los estudiosos que quizás su  ejecución se deba a maestros canteros y alarifes musulmanes.
Lo cierto es que se construyó para satisfacer las necesidades del culto de una comunidad floreciente y en constante aumento a causa de la afluencia a la ciudad de judíos provenientes de Al-Andalus tras la invasión almohade.
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