Los Museos Capitolinos, en Roma, se ubican en uno de los focos más visitados de la ciudad. Es un destino que puedes dejar para cuando el día empieza su ocaso o, falta de luz en la calle, no obstante es uno de los imprescindibles y por su puesto recomendables. El Campidoglio y su plaza, diseñada por Miguel Ángel, sin duda nos dejará un muy buen recuerdo.
En realidad es una afirmación un tanto engañosa, todo en Roma es importante, posiblemente levantes una piedra y encuentres un resto de algo. Es tal su riqueza y patrimonio que encasillar o recomendar algo es un tanto atrevido.
Dicho lo dicho, la zona que nos encontramos es un hervidero de monumentos. Plaza Venecía, los Foros, el Palatino, el monumento de Vittorio Emanuelle, teatro Marcelo, Columna, las iglesias de Santa María de Loreto y del Santísimo Nombre de María, y a la espalda de monumento Vittorio Emanuele la preciosa Basílica de Santa María in Aracoeli, todos ellos vistos en entradas anteriores.
Visitar estos museos es un continuo suma y sigue. Visites las sala que visites, la cantidad, además de calidad que atesora, es una gozada. Lo malo y único inconveniente es no poder dedicarle el tiempo que realmente se merece, entiendo que ser romano o italiano es una de las ventajas.
En este caso te recomiendo hacer los deberes antes de entrar, como en todas las visitas, documentarte antes es algo esencial; también puedes adquirir la guía a la entrada, una forma de no perderte quizás lo más importante y estar siempre orientado.
Deambular por sus interiores es algo hipnótico y reparador a partes iguales. La atención y disfrute de sus obras es un no parar, el tiempo se hace muy breve y, en mi caso he de reconocer, eso si muy amablemente, que me invitaron a abandonar sus instalaciones..
Esto es todo, si te ha gustado, o deseas ver alguna más de mis entradas, puedes hacerlo en: MIMUNDOTUMUNDOELDETODOS https://veiga-confurco.blogspot.com
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