Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1923, el Claustro de San Francisco es un superviviente tanto a la historia, como de los diversos cambios sufridos en diversas etapas, no obstante, su patrimonio se conserva prácticamente intacto.
La belleza de sus 63 arcos, decorados con motivos vegetales, animales (unos reales y otros fantásticos) y humanos esculpidos en la piedra. Es, sin lugar a dudas un claro ejemplo de gótico gallego, si bien es cierto, que la influencia románica está muy presente.
El claustro se distribuye alrededor de una planta, aparentemente cuadrada(ninguno de sus lados tiene el mismo número de arcos), sostenidos por columnas dobles a excepción los cuatro primeros y cuatro últimos de cada fila. En las paredes laterales, se conservan diversos lucillos funerarios y las columnas de la sala capitular. Es destacable el acceso a la capilla funeraria de los Sandoval, bajo un arco festonado.
No hay un capitel que sea igual a otro, no se repite ni un sólo motivo, la representación femenina es en su mayor parte a través de las figuras de arpías, y el tema principal de todo el Claustro es la oración contra la tentación.
Las escenas figuradas no forman un programa homogéneo, se intercalan con otras de tema vegetal, y, dentro de ellas hay escenas de combate entre animales, centauros y criaturas fabulosas, combates entre hombres y seres fantásticos, escenas sobre la tentación y, el pecado a las que se ve sometido el cristiano.
Junto al claustro puede apreciarse la nave de la antigua iglesia, aún en pie. Anexa a esta por el sur está la Capilla de la Venerable Orden Tercera, que hoy acoge un espacio expositivo donde se muestran parte de los fondos del museo Arqueológico Provincial. Al lado, girando a la izquierda y a escasos 200 metros, en la antigua huerta del convento, en la actualidad el Cementerio de San Francisco, un camposanto gótico en el que descansan algunos de los grandes nombres de la cultura de Galicia.
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